Y así llegamos al final de nuestro proyecto... o tal vez, al comienzo de uno nuevo.
Por todo lo que aprendimos de la composta y de las plantas, decidimos plantar.
Conseguimos semillas orgánicas de tomate. Son muchas y variadas, y estaban mezcladas.
Las variedades son: tomate cherry, cherry gold, perita, beefsteak, kumato marrón, red grape sugar plum y mexicano.
Como no sabemos quién plantó cada semilla, nos quedaremos con la intriga hasta ver las tomateras.
Los pasos que seguimos fueron:
- Elegimos plantar primero en recipientes pequeños. Buscamos vasitos de yogur o de postrecitos.
- Hicimos agujeritos en la base de los recipientes para tener un buen drenaje.
- Pusimos tierra, nuestra composta y las semillas.
- Regamos apenas cada día, para no encharcar. Tapamos y pusimos cerca de la ventana para que reciba sol, hasta que los brotes aparecieron.
- Una vez que aparecieron los brotes, continuamos con el riego y el sol, pero ya no tapamos más las tomateras.
Para trasplantar las tomateras a maceta o canterito:
Necesita sol (mínimo 6 horas) y riego cuando la tierra se note sequita. Siempre regar la base y nunca las hojas ni el fruto.
Cada tanto, abonar y cortar los brotes axilares.
Los brotes axilares (chupones), son unas hojitas que si dejamos crecer, se transforman en una rama que nace en la bifurcación entre el tallo principal y las ramas. Los chupones se arrancan haciendo una pinza con los dedos y tirando hacia abajo suavemente, luego los dejamos sobre la tierra, que hará de acolchado vegetal y ahuyenta insectos.
Crecimiento
Lo primero que veremos, son flores. Dentro de esas flores crecerá el tomate.
Al crecer la tomatera, gana altura. Hay que acompañarlas con un tutor, y atar los tallos a medida que vayan creciendo. Con esto evitaremos que el tomate toque la tierra, se humedezca y se pudra.
En la época fría, conviene resguardarla o cubrir con un plástico para protegerla.
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